El papel de la fisioterapia en el daño cerebral infantil - 4 mayo, 2020
Siempre dentro del seno de un equipo multidisciplinar de rehabilitación infantil perfectamente coordinado entre sí y con la familia para desarrollar al máximo el potencial de nuestros pequeños pacientes, el profesional de la fisioterapia dispone de diferentes enfoques y herramientas para el abordaje de los trastornos motores con origen en una lesión cerebral.
Autora
Nayra Fernández de Pinedo, fisioterapeuta y experta en el Concepto Le Métayer, Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Beata María Ana (Madrid)
Para empezar, conviene saber qué es la fisioterapia para después entender el papel que juega en la atención global al daño cerebral infantil. La RAE define la fisioterapia como “el tratamiento de lesiones, especialmente traumáticas, por medios físicos como el calor, el frío o el ultrasonido o por ejercicios, masaje o medios mecánicos”. Esta definición se puede completar con muchos matices, entre ellos los que apunta el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid: “La fisioterapia y en concreto, el fisioterapeuta, como agente de salud, trabajan para la prevención curación y paliación de los problemas musculoesqueléticos y posturales”.
Como resumen, podemos decir que quienes practicamos la fisioterapia atendemos trastornos de origen motor a través principalmente del movimiento, teniendo como objetivo último mejorar la función. Contextualizando dentro del daño cerebral infantil (DCI) debemos tener en cuenta que, además de existir alteraciones de origen motor, niños y niñas pueden acusar afectaciones cognitivas (atención, planificación, memoria…), sensoriales (visión, propiocepción…), así como conductuales y emocionales, y todos ellas se encuentran interrelacionadas. Por este motivo, en el campo del DCI el fisioterapeuta no debe trabajar de forma aislada, sino en el seno de un equipo multidisciplinar de rehabilitación infantil perfectamente coordinado para desarrollar al máximo el potencial de nuestros pequeños pacientes.
El profesional de la fisioterapia debe comenzar su atención por una valoración exhaustiva que le lleve a comprender por qué el niño o niña no es capaz de hacer algo o lo hace de forma alterada. Continuaremos por coordinarnos con el peque, su familia y el equipo para establecer los objetivos funcionales que habremos de perseguir y basándonos en ellos, y tras esta ‘investigación’ de los trastornos responsables de la alteración de la función, podremos marcarnos los objetivos específicos que nos permitirán alcanzar la meta. Hecho el trabajo difícil que supone la valoración, se podrán establecer los programas de abordaje terapéutico más adecuados, dentro de los que se encuentran los programas de prevención ortopédica, la fisioterapia respiratoria, la motriz y el abordaje de la motricidad bucofacial.
Hay que resaltar de nuevo que en la atención al DCI, en la Red Menni de Daño Cerebral, el o la fisioterapeuta forma parte de un equipo de personas en cuyo centro están el niño o niña y su familia, por lo que la coordinación e intercambio de información es imprescindible y debe ser constante. Esto no significa que padres y madres deban convertirse en terapeutas, pero sí que dado que ellos pasan más tiempo con el peque deben saber la mejor forma de acompañarle para que cualquier momento del día favorezca su desarrollo óptimo.
Ramas principales de la fisioterapia
Dentro de este ‘super equipo’ los objetivos generales de la fisioterapia son lograr la mejor función posible y evitar el deterioro de la herramienta corporal (aparición de deformidades ortopédicas, acortamientos musculares, etc). Así podríamos considerar que en la atención al DCI las 4 principales ramas de la fisioterapia son:
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Fisioterapia respiratoria
Esta rama de la fisioterapia es especialmente importante en la fase aguda y en la subaguda en aquellos pacientes con traqueotomía o problemas de deglución. Este abordaje debe ser guiado siempre por el uso del fonendoscopio e irá encaminado a tratar las secuelas del encamamiento, la intubación, etc., y sus objetivos generales serán:
– limpieza de secreciones
– prevención de infecciones
– mejora de la capacidad vital
Para ello el fisioterapeuta deberá poseer una formación adecuada en dichas técnicas y podrá utilizar diferentes maniobras y dispositivos, como los nebulizadores, cough assist, etc.
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Fisioterapia motriz
Dentro del abordaje de los trastornos motores, debemos distinguir el que va enfocado a tratar las secuelas severas de aquel para las más leves. Nos referimos a secuelas severas al hablar de aquellas que comprometen seriamente la función, mientras que las leves consisten en debilidad muscular, alteraciones de la propiocepción, lentitud en la aparición de las respuestas motoras, la planificación… En estas últimas es fundamental la coordinación con el área de neuropsicología, ya que el origen de muchos de estos trastornos tiene una base cognitiva importante.
Por otra parte, para el abordaje de los trastornos motores con origen en una lesión cerebral, desde la fisioterapia disponemos de diferentes enfoques y herramientas en las que tendrá que el o la fisioterapeuta deberá estar debidamente formado. Algunas de estas herramientas son:
– Concepto Le Métayer
– Terapia Vojta
– Concepto Bobath
– Perfetti
– Entrenamiento en cinta de marcha
– Sistemas robotizados de neurorehabilitación como Tymo®, Pablo® y otros posturógrafos
Los estudios más recientes muestran que los resultados son más significativos cuando los aprendizajes están orientados a tareas, por lo que especialmente en las fases subaguda y crónica debemos trabajar siempre con sentido funcional para buscar un mayor impacto en el día a día del niño.
Para ello el fisioterapeuta deberá poseer una formación adecuada en dichas técnicas y podrá utilizar diferentes maniobras y dispositivos, como los nebulizadores, cough assist, etc.
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Abordaje ortopédico
Este abordaje tiene dos vertientes: prevenir la aparición de deformidades ortopédicas y acortamientos musculares y minimizar el impacto funcional de las ya existentes.
¿Por qué se producen deformidades? El esqueleto de los niños está en continuo crecimiento, y lo hace en base a la función que se le dé. Por ello, si la función está alterada, el cuerpo del niño se irá conformando en esa dirección, y a su vez, la deformidad que aparezca comprometerá también la función, entrando en un círculo vicioso que se debe romper con la fisioterapia y el uso de dispositivos ortopédicos, entre otros.
Para lograrlo, y tal y como se ha dicho anteriormente, es imprescindible una valoración completa y exhaustiva, así como la coordinación con todo el equipo que atiende al niño o niña, incluidos familia, médicos especialistas y técnicos ortopedas.
Tras la valoración se procede al diseño de la ortesis y por último a su confección. Se pueden realizar:
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- férulas de miembro superior, en coordinación con terapia ocupacional
- férulas de miembro inferior, tanto de reposo para prevención de los acortamientos como funcionales para ayudar en la marcha
- asientos moldeados, que pueden hacerse en escayola o en material termoplástico en coordinación con los técnicos ortopedas
- adaptación de sillas de ruedas, junto con los terapeutas ocupacionales y los técnicos ortopedas
- bipedestadores y otros sistemas de bipedestación
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Reeducación bucofacial
Aunque este aspecto es tarea principal del logopeda, debemos entender que la existencia de atragantamientos o falsas vías en el daño cerebral viene dada por dos aspectos fundamentales: malas posturas y alteración en la coordinación de los movimientos.
En ellos entra el fisioterapeuta, tanto en el trabajo de la organización postural y control de la misma (por ejemplo con el diseño y adaptación de asientos moldeados o sillas de ruedas) como en la reeducación de la motricidad bucofacial, intentando mejorar la función de los labios, la lengua o la mandíbula para permitir un mejor manejo de los alimentos.
De este modo, el trabajo estrecho entre el logopeda y el fisioterapeuta especializado en este campo irá encaminado a garantizar una alimentación segura, eficaz y placentera, no permitiendo la aparición de atragantamientos o falsas vías y minimizando así el riesgo respiratorio que suponen.
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Formación a las familias
Por último, pero casi más importante que todo lo anterior, está el trabajo con las familias. Si ayudamos a un padre o una madre a entender qué le sucede a su hijo o hija y qué supone funcionalmente el daño cerebral que presenta será más fácil para ellos entender las pautas que les proporcionamos y llevarlas a cabo. Por ellos es importante dedicar a tiempo a escucharles y explicarles todo lo que sucede.
De esta manera, desde el área de fisioterapia podremos mostrarles cómo:
- Hacer las transferencias: por una parte para que ellos mismos no se hagan daño y por otra para utilizar cada uno de esos cambios de posición para seguir con la rehabilitación del pequeño.
- Hacer el manejo diario: refiriéndonos al cambio de pañal, vestido/desvestido, juego y otros. Cada uno de estos momentos del día es una oportunidad de seguir trabajando los objetivos terapéuticos propuestos. Aquí, por supuesto, también podemos incluir el momento de la alimentación, mostrándoles tanto la mejor postura para la persona cuidadora y el niño o niña como la mejor manera de darle de comer.
- Utilizar las ortesis: tanto en cuanto al número de horas que deben llevarlas como sobre la mejor forma de colocárselas. Para que puedan seguir correctamente las indicaciones del profesional será imprescindible que comprendan que en caso contrario podrán aparecer dolor y deformidades que comprometerán más tarde la función, tal y como tratamos en el apartado anterior.
Conclusiones
Cuando ocurre un daño cerebral en la infancia, hay que recordar que no solo es el niño o niña sino toda su familia quien lo sufre, y por ello todos sus integrantes deben estar en el centro de toda intervención.
Este daño trae consigo una serie de secuelas complejas e interrelacionadas entre sí (ya que es el cerebro quien regula todas las funciones que se ven alteradas) y requieren un abordaje transdisciplinar con formación específica en rehabilitación neurológica.
Por último y por nuestra experiencia, este equipo debe estar formado al menos por un/a médico/a especialista en Medicina Física y Rehabilitación, un/a neuropsicólogo/a, un/a logopeda, un/a terapeuta ocupacional y un/a fisioterapeuta. Para lograr los mejores resultados para el niño o niña se deben establecer objetivos comunes y consensuados también con el propio paciente y su familia, y para ello es imprescindible que exista un capitán del equipo: en nuestro caso médica rehabilitadora y neuropsicóloga, dado que juntas son quienes tienen la visión más global del pequeño.
¡LA UNIÓN HACE LA FUERZA!