Terapia de rehabilitación olfatoria y gustativa en pacientes post-covid - 19 abendua, 2023
La anosmia/hiposmia (pérdida total o parcial del olfato), y/o la ageusia/hipogeusia (pérdida total o parcial del gusto) son síntomas relativamente frecuentes de la COVID-19. Si tras superar el virus percibimos que no hemos recuperado el olfato, es recomendable que nos pongamos en manos de especialistas, con el fin de valorar de manera específica el estado de las diferentes estructuras y de establecer un plan de rehabilitación adecuado. Terapias como la que ofrecemos en la Unidad de Daño Cerebral de Nuestra Señora del Carmen aceleran el proceso de recuperación.
Escrito por:
Amaia Morán Arastegui, logopeda de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia
Paula Quiñones Oliver, especialista en Medicina Física y Rehabilitación y coordinadora de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia
Uno de los síntomas que se relacionan con la COVID-19 es la anosmia, o lo que es lo mismo, la pérdida del olfato.
La capacidad de percibir los olores, en muchos casos vinculada también a la percepción de los sabores, interviene en numerosas facetas de nuestra vida. El olfato no solo nos proporciona información sobre lo agradable/ desagradable de un aroma, sino que forma parte de nuestro sistema integrado de detección de peligros. Sabemos que un alimento no está comestible por el olor desagradable que produce, o percibimos el olorcillo a quemado incluso antes de ser conscientes de que nos hemos dejado el fuego encendido.
Además, el sentido del olfato junto al del gusto nos permite disfrutar de las comidas y, de alguna manera, compartir experiencias y disfrutar de nuestra parte social y familiar.
Formando parte de los síntomas derivados de la COVID-19, incluso en algunos casos como síntoma único percibido por el paciente, encontramos que la anosmia/hiposmia (pérdida total o parcial del olfato), y/o la ageusia/hipogeusia (pérdida total o parcial del gusto) son relativamente frecuentes, y conllevan una fuerte disminución en la calidad de vida de las personas afectadas.
Funcionamiento de los sentidos
Un poco de información sobre el funcionamiento de nuestros sentidos nos ayudará a comprender cómo podemos, desde nuestra Unidad de rehabilitación neurológica, establecer estrategias que nos permitan trabajar en su recuperación.
El olor entra a través de nuestra nariz, y las pequeñas partículas en suspensión activan nuestros receptores del epitelio olfativo. De ahí, la información recibida se envía, en primer lugar, al bulbo olfatorio que conecta con diferentes zonas del cerebro, que es el que se encarga en última instancia de reconocer el olor como agradable/desagradable, y relacionarlo con otras experiencias que hayamos vivido. Como bien sabemos, un olor puede hacernos recordar situaciones concretas, hasta el punto de servir como terapia en ocasiones en la rehabilitación de problemas de memoria precisamente. ¿Quién no ha recordado a su abuela al pasar por un restaurante donde cocinan esa salsa tan característica? Casi cerramos los ojos y conseguimos evocar la imagen como si estuviéramos allí…
Según la afectación por COVID-19 comprometa a las neuronas, a las células de apoyo, al bulbo olfatorio y/o papilas gustativas provocará una diferente afectación del olfato y gusto, lo cual, unido a otras complicaciones que hayan podido aparecer, y a la edad de cada paciente determinará unas posibilidades de recuperación diferentes. Es por esto que si, tras superar el virus, percibimos que no hemos recuperado el olfato, es recomendable que nos pongamos en manos de especialistas, con el fin de valorar de manera específica el estado de las diferentes estructuras y de establecer un plan de rehabilitación adecuado.
Para ello se administra un test sensorial que permite determinar el nivel de capacidad olfativa de cada persona. Este test consta de una parte donde se lleva a cabo la aplicación de 19 olores diferentes y el reconocimiento de los diversos sabores (ácido, dulce, amargo, salado). Mediante esta valoración conseguimos conocer el estado de los diferentes elementos que conforman el sentido del gusto y del olfato como son: el nervio olfatorio, el trigémino, facial, glosofaríngeo y el vago. Es una exploración completa con el objetivo de determinar el grado de pérdida olfativa y gustativa, así como la calidad de la percepción de la misma, es decir qué olores/sabores sí se reconocen y cuáles no.
Una vez disponemos del resultado de esta valoración planificamos la rehabilitación olfatoria y gustativa, que consiste en la exposición repetitiva de diferentes odorantes y degustaciones, desde los más simples a los más complejos, con una gradación en intensidades, durante un periodo de tiempo determinado. De esta manera, el paciente entrena su olfato y gusto y su memoria olfativa y gustativa, mediante una selección de olores y sabores (distintas texturas y temperatura), con la finalidad de estimular la capacidad cerebral para identificarlos, almacenarlos y recordarlos.
En definitiva, aquellas personas que padecen un trastorno del olfato y gusto pueden beneficiarse de este procedimiento terapéutico. La terapia de rehabilitación olfatoria y gustativa que ofrecemos desde la Unidad de Daño Cerebral de Nuestra Señora del Carmen es una terapia que acelera el proceso de recuperación, con el fin de poner a punto nuestro sistema de detección de peligros y, lo que no es menos importante, disfrutar de nuevo de aquellos alimentos que nos evocan buenos recuerdos y, por qué no, poder continuar creándolos.