El trabajo transdisciplinar en una Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido - 19 abendua, 2023
El término transdisciplinar hace referencia a un principio de unidad del conocimiento, más allá de las disciplinas. Se trata de un principio integrador de trabajo, que se basa en la cooperación para obtener resultados duraderos. La transdisciplinariedad, así concebida, se caracteriza por la formulación de una terminología compartida y una metodología común que transciende a las disciplinas.
Nuestro modelo de trabajo en la Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido de Hermanas Hospitalarias Acamán, es transdisciplinar ya que proporciona un servicio orientado a la atención integral de nuestras personas usuarias para que, de forma conjunta y coordinada podamos acompañarles a alcanzar objetivos funcionales.
Este enfoque ha sido reconocido como una práctica eficaz en diversas poblaciones clínicas. En contraste con otros enfoques de desarrollo de servicios, se considera que el trabajo transdisciplinar reduce la fragmentación de las intervenciones realizadas y la probabilidad de conflictos y errores de comunicación con las familias. De este modo, el servicio transdisciplinar se caracteriza por la compartición de roles más allá de los límites de las disciplinas, para que la comunicación, interacción y cooperación se maximicen entre los miembros de los distintos equipos.
En nuestra experiencia, el trabajo coordinado entre diferentes profesionales en el ámbito sociosanitario tiene como una de sus principales ventajas que permite alcanzar objetivos funcionales para la persona usuaria, con una intervención común, en contraposición al trabajo individual por separado de cada disciplina, sumando así los resultados obtenidos por cada profesional individualmente.
Las sinergias profesionales en la Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido de Hermanas Hospitalarias Acamán incluyen el trabajo conjunto de fisioterapia y logopedia, terapia ocupacional y fisioterapia, neuropsicología y terapia ocupacional, logopedia y neuropsicología, etc.
Combinación beneficiosa
Desde el punto de vista logopédico, la combinación con la fisioterapeuta es beneficiosa en el trabajo de la voz, ya que una postura efectiva y dirigida por la fisioterapeuta permite a la persona usuaria disminuir con mayor facilidad la tensión de los músculos que intervienen en la fonación, permitiendo un movimiento libre de la laringe, sin bloqueos y con beneficios en la producción de la voz. De la misma forma, durante este trabajo conjunto, la logopeda también aprovecha para intervenir en el cierre glótico realizando ejercicios de fuerza. En lo que se refiere al trabajo de la respiración, también hay un beneficio de la cooperación conjunta de estas dos disciplinas, logrando con esto una mejor amplitud y coordinación fonorespiratoria.
Asimismo, en cuanto al trabajo conjunto en la tarea de deglución, esta unión técnica entre logopedia y fisioterapia, también consigue resultados beneficiosos, ya que al mismo tiempo que se entrena la masticación, la fisioterapeuta consigue relajar la zona de cuello y todos los músculos implicados en la ingesta. En el trabajo de la disfagia interviene también la neuropsicóloga, quien acompaña a la persona usuaria con daño cerebral adquirido en el proceso de conciencia y aceptación de sus secuelas. Este trabajo se realiza a través de sesiones de psicoeducación sobre neuroanatomía, pero también se realizan consultas individuales en las que el/la usuario/a, la logopeda y la neuropsicóloga participan de la valoración de la disfagia y dialogan la opción terapéutica más segura y sus pautas de implementación.
Otra de las colaboraciones disciplinares que se realizan, es la combinación de la neuropsicóloga y la terapeuta ocupacional. Cuando se produce un daño cerebral adquirido, quedan alteradas funciones básicas en la vida de la persona, produciéndose limitaciones en su autonomía personal, tales como caminar, vestirse y desvestirse o el cuidado personal. Los tratamientos desarrollados de manera conjunta entre estas disciplinas deben tener en cuenta los cinco elementos clave para la rehabilitación de la persona usuaria, que son: la repetición, el feedback, la motivación, la intensidad del tratamiento y la práctica de tareas funcionales.
La terapeuta ocupacional se centra en lograr la máxima autonomía en las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, y al mismo tiempo la neuropsicóloga se concentra en trabajar las funciones cognitivas implicadas (planificación, memoria de trabajo, atención dividida, flexibilidad cognitiva…). Ambas profesionales diseñan y programan actividades centradas en las necesidades de la persona usuaria, para alcanzar un desempeño exitoso en sus actividades cotidianas. Un ejemplo es la práctica en la preparación de recetas de cocina; la terapeuta ocupacional trabaja los pasos para realizarlas (ingredientes necesarios, ir a la compra, pasos de la receta…), mientras que la neuropsicóloga será quien diseñe los distractores adecuados para la realización de la tarea. De esta manera, se interviene en la actividad pero también se entrena la capacidad de inhibición necesaria para completarla. Existen múltiples ejemplos, como el entrenamiento de la praxia del vestido o las estrategias de mejora para el abordaje de la heminegligencia.
Por último, otra de las cuestiones fundamentales es el trabajo conjunto de la fisioterapeuta, la terapeuta ocupacional y la neuropsicóloga, para el entrenamiento de los componentes perceptivos, sensitivos y ejecutivos del control motor, que forman parte elemental de las actividades cotidianas. Es necesaria la normalización del movimiento, la mejora de la percepción del espacio corporal y del tono, que favorezcan los desplazamientos, los cambios de posición, los alcances o los agarres. En la actualidad, hay estudios que afirman que el estado físico tiene una relación positiva con la conectividad funcional de varias redes corticales, y que la multimodalidad sensorial en la rehabilitación puede ser efectiva para impulsar patrones más desarrollados de la función cerebral, pudiendo mejorar los resultados neurocognitivos. Es por ello, que se diseñan sesiones de fisioterapia con componentes de entrenamiento cognitivo, y a su vez, la neuropsicóloga incluye en las sesiones de estimulación cognitiva, actividades que implican el control postural y la propiocepción para aquellas personas usuarias que necesitan de su entrenamiento.
Concluimos que, no sólo el trabajo en equipo, sino las combinaciones terapéuticas en el mismo espacio y tiempo son sumamente beneficiosas para personas usuarias y profesionales, por la riqueza que aporta y por los resultados funcionales que alcanza. Nuestras intervenciones se basan en los programas de atención individualizados (PAI), que incorporan objetivos que se abordan a través de sesiones individuales y grupales, con un seguimiento semestral de los resultados obtenidos en las mismas. Dicha atención grupal, supone el trabajo transdisciplinar del equipo técnico con el equipo de atención directa, para generalizar la recuperación a las tareas cotidianas, y así alcanzar objetivos que inserten a la persona usuaria en la comunidad y normalicen, en la medida de lo posible, la situación personal y familiar.
Equipo de profesionales y personas usuarias de la Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido de Hermanas Hospitalarias Acamán, que han colaborado en las diferentes fases de la elaboración de este artículo: Gladys Padilla, fisioterapeuta; Natalia Kruis, logopeda; Patricia Heras, terapeuta ocupacional; Bárbara López, neuropsicóloga; Paola Acosta, personal de atención directa; Dilcey Rodríguez, personal de atención directa; Norberto Hernández, usuario; Lorena Toste, usuaria; Marlen Galván, usuaria; Gustavo Morales, usuario; Elayne de Guillermo, usuaria; Catahysa García, usuaria; Mariana Cairós, neuropsicóloga, y Carmen Delia Álamo, directora técnica.