Toxina botulínica, ¿pero esto no es un veneno? - 24 noviembre, 2014
Son muchas las preguntas que nos plantean los pacientes y sus familias cuando se les propone el tratamiento con toxina botulínica. En las siguientes líneas, Eloi Nin, uno de nuestros médicos rehabilitadores, va a tratar de dar respuesta a algunas de las más habituales.
Por Eloi Nin, especialista en Medicina Física y Rehabilitación
Unidad de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni
Efectivamente, la toxina botulínica uno de los venenos más potentes de cuantos se conocen. Pero, si se diluye adecuadamente, un veneno puede convertirse en un remedio para el tratamiento de las enfermedades y, a mayor potencia, mayor afinidad por su molécula diana con un efecto más selectivo y eficiente. La cantidad total que se administra es solo una mínima fracción de la dosis requerida para causar daños sistémicos.
La toxina botulínica es producida por una bacteria llamada clostridium botulinum. Se puede encontrar en muchos lugares y es muy resistente en condiciones ambientales extremas. La enfermedad que produce en caso de ingerir alimentos contaminados se conoce como botulismo y uno de sus signos es, precisamente, la parálisis flácida de la musculatura esquelética.
¿Para qué se utiliza?
Sin duda, una de las razones por las cuales es más conocida esta neurotoxina es por su uso en medicina estética en el tratamiento de las arrugas de expresión. En 1980 se empezó a utilizar con éxito en el tratamiento del espasmo del párpado y sus indicaciones no han parado de crecer desde entonces. También hace ya muchos años que se administra para tratar las complicaciones derivadas del daño cerebral. En concreto, en nuestros pacientes la utilizamos básicamente para tratar la espasticidad (incremento excesivo mantenido del tono muscular).
La espasticidad complica con frecuencia la rehabilitación y los cuidados de la persona que ha sufrido un daño cerebral. Afecta fundamentalmente a los músculos que actúan en contra de la gravedad y ocasiona rigidez, dolor, contracturas, dificulta algunos movimientos y puede enmascarar la actividad voluntaria de determinados músculos.
Cuando la espasticidad es leve puede solucionarse con el uso de ortesis posturales y estiramientos. A medida que aumenta la gravedad de la espasticidad se puede añadir otro tipo de tratamientos. Los fármacos vía oral (baclofeno-LioresalR) son sólo parcialmente efectivos y, en ocasiones, mal tolerados. Aunque la espasticidad puede aparecer en todo el lado hemiparético, con frecuencia es la afectación de grupos musculares concretos la que interfiere gravemente en la función o en los cuidados. La infiltración intramuscular de toxina botulínia tipo A es el tratamiento local más efectivo.
¿Cómo funciona? ¿Se puede predecir el efecto que tendrá en mi caso?
La toxina produce un bloqueo selectivo de las terminaciones periféricas colinérgicas en la unión neuromuscular bloqueando la transmisión nerviosa, evitando que se libere el neurotransmisor acetilcolina, molécula esencial para que se produzca la contracción muscular.
El efecto varía de una persona a otra y depende en gran medida de la intensidad de la espasticidad, el tamaño de los músculos, la selección adecuada de dichos músculos, la dosis empleada y la precisión con la que se inyecta. En el momento actual todavía no se puede predecir la dosis apropiada para conseguir un determinado grado de debilitamiento muscular. Es por ello que determinamos los aspectos anteriores en base a la experiencia clínica obtenida a lo largo de todos estos años. Es cierto que hay un porcentaje de casos menor del 5% en el que se produce un efecto inferior del esperado o ningún efecto, probablemente debido a la generación de anticuerpos contra la propia toxina.
¿Qué efectos secundarios puede tener?
En la práctica diaria prácticamente no vemos efectos secundarios. En ocasiones puede aparecer un pequeño hematoma en la zona de punción que se resuelve en unos pocos días. En unos pocos casos (probablemente menos del 1%) hemos observado un cuadro de características pseudogripales de 24-48 horas de duración y que se ha resuelto sin necesidad de tratamiento.
¿Me dolerá?
En general, es un procedimiento muy bien tolerado. La entrada de la aguja al músculo es rápida y se inyecta un volumen pequeño de líquido por músculo. Los pacientes que notan más dolor lo comparan con “la picadura de una abeja”.
“He oído que una vez te inyectan toxina botulínica ya la necesitas para siempre”
El efecto de la toxina no es permanente. Empieza a los 2-3 días y dura entre 2 y 4 meses. En función de la evolución puede ser necesaria la repetición de la aplicación.
En 2012 estudiamos un total de 104 pacientes (70 hombres, 34 mujeres), pertenecientes a nuestra consulta ambulatoria de neurorehabilitación, los cuales habían recibido tratamiento con toxina botulínica. El 75% de los pacientes solo precisaron entre 1 y 2 sesiones de infiltración.